La orquesta y sus componentes 

 

La orquesta sinfónica es como una gran instrumento; puede llegar a los cien componentes, aunque habitualmente se sitúa entre setenta y noventa, y tiene como característica distintiva la presencia de instrumentos pertenecientes a tres familias: cuerda, viento y percusión.

 

Funciones del director de orquesta

Del mismo modo que un piano o un violín son instrumentos musicales en manos de un intérprete, la orquesta es un instrumento en manos de su director. Él es quien decide que obras se van a interpretar, teniendo en cuenta el nivel técnico y circunstancias de la orquesta, y es el responsable final de la interpretación de la obra. La mayor parte del trabajo de un director se desarrolla en los ensayos.

El director debe conocer a fondo las obras que se van a interpretar y conseguir que la orquesta haga sonar la música tal como él considera que debe sonar, ocupándose de la multitud de cuestiones que afectan a la interpretación musical: tiempo, matices de intensidad, equilibrio sonoro, fraseo, coordinación de ataques y finales, etc.

Tradicionalmente, el director se sitúa de espaldas al público y elevado sobre un podio de forma que todos los músicos puedan verlo sin dificultad alguna. Dirige la orquesta con la batuta en la mano derecha, estableciendo con ella el tiempo y marcando el compás. Con la mano izquierda señala con la suficiente antelación las entradas importancias de los instrumentos y marca los distintos matices de intensidad con que debe de sonar la música. Su expresión facial y sus ojos son una de las claves de su comunicación con los músicos.

                                 

El concertino

El concertino o primer violín, es la figura principal entre los miembros de una orquesta sinfónica. Se sienta en primera fila, al lado del director. Dentro de sus responsabilidades, está la de proporcionar al resto de la orquesta la nota La que sirve de referencia para la afinación, y representar a su compañeros frente al director. Al final del concierto, el director le da la mano al concertino, simbolizando así su agradecimiento a toda la orquesta.